
El Tangue: una historia vigente de la Reforma Agraria
Mientras el mundo rural chileno era transformado, los trabajadores y trabajadoras de esta hacienda decidieron administrarla por sí mismos, en un proceso que dura hasta la actualidad. A través de encuentros, testimonios, fotografías y documentos compartieron sus experiencias junto a la Biblioteca Pública de Tongoy y Memorias del Siglo XX.
Mientras el mundo rural chileno era transformado, los trabajadores y trabajadoras de esta hacienda decidieron administrarla por sí mismos, en un proceso que dura hasta la actualidad. A través de encuentros, testimonios, fotografías y documentos compartieron sus experiencias junto a la Biblioteca Pública de Tongoy y Memorias del Siglo XX.
El Tangue es una localidad rural que queda a 19 kilómetros del balneario de Tongoy, en la región de Coquimbo. Cerca de 45.000 hectáreas de ese territorio pertenecen a la Sociedad Ganadera El Tangue, dedicada a la explotación ovina y sus derivados. La particularidad de esta asociación es que está formada por trabajadoras y trabajadores, que en el contexto de la Reforma Agraria formaron un asentamiento y luego se convirtieron en socios y administradores de la empresa.
Fueron los mismos trabajadores de El Tangue quienes compartieron sus experiencias con la Biblioteca Pública de Tongoy y Memorias del Siglo XX, en actividades comunitarias que incluyeron tres encuentros de memoria y varias jornadas de recopilación de documentos y fotografías.
Durante ese proceso comunitario de memoria, los participantes recordaron cómo era la vida en la compañía ganadera, las condiciones laborales y el cambio que se produjo cuando se hicieron cargo de la empresa. A estas historias, sumaron sus reflexiones sobre la forma en que hoy mantienen la gestión de la empresa y los desafíos que esta tarea presenta.
También compartieron fotografías que reflejan la vida cotidiana de las familias en la etapa de Compañía Ganadera de los accionistas extranjeros: las clases en la escuela de la localidad, las procesiones religiosas, actos cívicos y juegos. Además, aportaron documentos oficiales de la gestión de la empresa que dan cuenta de la segunda etapa de la historia de El Tangue cuando se produce el paso de la ganadera a manos de sus trabajadores. Entre estos materiales hay actas de asambleas, documentación sobre la Sociedad Agrícola de Reforma Agraria (SARA) y mandatos de la Corporación de Reforma Agraria (CORA), entre otros.
La época de la Compañía Ganadera
A fines de la década de 1920, una sociedad de accionistas ingleses y alemanes compró la antigua Hacienda El Tangue, para convertirla en una estancia ganadera de ovinos. Esta iniciativa se convirtió en una experiencia pionera en el norte de Chile, ya que esta actividad económica se concentraba principalmente en el sur del país.
El Tangue siguió el modelo de las company town, considerando al interior de la estancia viviendas y espacios comunes para sus trabajadores. La compañía establecía una estricta disciplina laboral y la jornada se iniciaba con “una campana a las 7 de la mañana para preparar al trabajador. Y a las 7.30 se tocaba la segunda campana para empezar a trabajar. Pero era una campana que se escuchaba de aquí a un kilómetro y medio poh. Esa era la seguridad, porque si te quedabas dormío, nadie tenía reloj, tenías que salir no más a medio vestirse y llegar aquí. (…) Ya después cuando los antiguos desaparecieron, dijimos ya, nosotros no mantuvimos la campana, pero los horarios uno ya los conocía, estábamos muy acostumbrados y no necesitábamos campana para llegar a la hora que corresponde. Todavía llegamos a las 7.30 acá”, señala uno de los actuales socios.
Hacia fines de la década de 1960, la compañía decidió cerrar sus operaciones debido al surgimiento de la lana sintética, que disminuyó los precios de la lana natural y desmoronó la rentabilidad de su producción. A eso, se sumó una sequía que azotó el Norte Chico durante cinco años y que afectó a la hacienda ubicada en terrenos de secano, que dependían de la lluvia para el riego.
Finalmente, con el inminente triunfo electoral de la Unidad Popular en 1970, los accionistas vieron derrumbadas sus expectativas de continuidad. Ante la decisión de retirar su inversión del país, los dueños llegaron a un acuerdo de expropiación con la CORA.
Los trabajadores asumen el mando de la Hacienda de El Tangue
“Una de las cosas más difíciles para el campesino fue haberse quedado solo. Aquí en El Tangue se fueron todos los dueños y accionistas, se fueron todos los empleados, se fueron todos los que hacían cabeza, y el resto de gente trabajadora fuimos los que se quedaron porque ¿a dónde nos vamos? entonces hubo un temor bastante fuerte”, explican los trabajadores.
Ante el nuevo escenario, los trabajadores organizaron un asentamiento que mantuvo dos principios para el trabajo colectivo: continuar con la disciplina de la época de la compañía para sostener el ritmo de producción que tenía la empresa, y conservar el ambiente familiar de la sociedad.
Con el apoyo de la CORA, se organizaron en una SARA, donde el 20% de las utilidades eran destinado a la institución y el 80% restante era para los trabajadores “ahí empezamos a tener sueldo. Ahí nos cambió la vida”.
Tras el golpe de Estado, los trabajadores se mantuvieron organizados, pero hubo varios cambios institucionales. La CORA fue reemplazada por la Oficina de Normalización Agraria, que buscaba regularizar las propiedades de los terrenos reformados o en procesos incompletos.
Después de largos juicios por la restitución de la propiedad de las tierras, finalmente el Servicio Agrícola Ganadero quedó a cargo de El Tangue. Por parte de los trabajadores, se optó por liquidar la SARA y considerar su fuerza de trabajo como el patrimonio de cada socio. Así, los trabajadores decidieron mantenerse unidos y optaron por comprar una parte de la empresa al Estado, “Ellos nos dieron tres condiciones para comprar El Tangue: no tener deuda, tener formada una sociedad de responsabilidad limitada y tener el 10% de toda la tasación que hubiera, tanto bienes muebles como inmuebles. Y nosotros cumplimos eso y terminamos comprando el año 1982”.
Hasta nuestros días, la Sociedad Ganadera de El Tangue reúne a las familias originarias. Hoy, los socios de la empresa son los hijos de los antiguos trabajadores de la compañía. Se trata de una experiencia vigente y exitosa de organización de trabajadores producto de la Reforma Agraria.
En retrospectiva, uno de sus socios señala: “Cuando ha venido el antiguo administrador para acá, nosotros siempre le hemos hecho la consulta de por qué no se quedó con nosotros, y dice que él nunca creyó que nosotros hubiéramos sido capaz de mantener El Tangue -imagínese que ellos empezaron el año ‘30 y se quedaron hasta el ´70, y nosotros empezamos el ‘70 hasta ahora, llevamos 46 años solos- a lo que yo le dije, eso demuestra que la gente hacía el trabajo, no lo hacían ustedes, lo hacía el pueblo”.
Imágenes, videos y documentos
El Tangue: una historia vigente de la Reforma Agraria
Estudiantes de la Escuela El Tangue presentan su revista de gimnasia, dirigidos por Víctor Anacona, profesor a cargo de estas actividades. La actividad se realizó en la cancha de fútbol, ubicada al lado de la escuela antigua.

Amigos juegan frente a la pesebrera. Hermanos Fisher Morgan, los niños más pequeños, hijos de los administradores de la hacienda, junto a un amigo, hijo de un trabajador.

Cristina, Josefina y Clementina en el estero donde tomaban agua los animales de la Hacienda El Tangue.

Documento elaborado por el Consejo de Administración de la Sociedad Agrícola de la Reforma Agraria, Asentamiento El Tangue, que nombra a cada uno de los responsables de las actividades realizadas en ella.

Clementina Cerda y Jorge Vega junto a sus hijos en la pulpería de la Hacienda El Tangue, almacén del que eran administradores. Al lado se aprecian bodegas. Antes de ser el encargado de este negocio, Jorge era el contador de la estancia ganadera. En la actualidad, la pulpería continúa funcionando.

Ricardo Vega, Cristina Vega, María Cerda, sostenida por su madre, María Vega, Jaime Vega, Fresia Vega y Ricardo Vega. Al fondo, se aprecia la pesebrera construida usando el modelo del clásico granero inglés, construido con quincha y techo de totora, elaborado con técnica de techo cuyano. En este lugar se guardaba el ganado equino, en la actualidad, es usada como bodega para almacenar heno. La pesebrera se ubica en la entrada de la hacienda, cumpliendo el rol de fachada del predio.

Grupo de arrieros bajando por una zona rocosa de la cordillera de los Andes.

Documento notarial que designa a los nuevos integrantes del Consejo de Administración de la hacienda El Tangue para el año agrícola 1975-1976.

Vivienda asignada a los trabajadores de la hacienda durante el período de la administración de la familia Morgan. Cuando los administradores llegaron a la estancia ganadera se les ofreció construirles una casa nueva, pero rechazaron esta posibilidad hasta que no se les construyeran viviendas a los campesinos, quienes vivían en "condiciones deplorables", explica María Soledad Vega. Finalmente, se construyeron 40 casas que tenían un módulo para habitaciones y otro para la cocina. El material de construcción utilizado fue madera de eucaliptus de los bosques de la hacienda, brea y totora de los esteros de Tongoy Alto y la quebrada de Pachingo. La identidad arquitectónica de la hacienda se encuentra en estas viviendas, caracterizadas por muros aislantes y techos de totora, que han sobrevivido a terremotos y lluvias durante 70 años.

Estudiantes de la escuela de la Hacienda El Tangue realizan una presentación para los administradores de la estancia ganadera, durante la administración de la familia Morgan. Junto a los niños se encuentra la profesora María Pefort. La escalera que se encuentra a un costado sólo podía ser utilizada por los dueños y administradores de la hacienda.

Osciel Pérez, trabajador de la estancia ganadera, y Cyril Morgan, administrador de la hacienda, en la cordillera de los Andes.

Aladino Baldonado, David Muñoz, Anibaldo Hidalgo, Omar Muñoz y Juan Carlos Baldonado, en las faenas de descolar ovejas.

Trabajadores de la Hacienda El Tangue durante un paseo habitual de fin de semana. Para amenizar, llevaban guitarras y realizaban juegos. En la imagen aparecen Clementina Vega y Alfredo Cerda, entre otros.

Tomás Cuevas y Anibaldo Hidalgo en faenas de instalación y arreglo de una carpa en la cordillera de los Andes.

Ernesto Torrejón junto a dos arrieros, en un viaje de regreso desde Argentina a Chile.

Manuel García, Anibaldo Hidalgo y Danilo Hidalgo en faenas ganaderas en la cordillera de los Andes.

La Corporación de la Reforma Agraria cede terrenos de la Hacienda El Tangue al Ministerio de Bienes Nacionales.

Acta que establece los miembros del consejo que administrará la ex Hacienda El Tangue.

Documento que describe la posesión de los terrenos de El Tangue, Tongoy Alto, Cerro Colorado y Chango Muerto.

Esposas de trabajadores de la Hacienda El Tangue alientan a su equipo de fútbol. María Soledad Cerda, donante de la fotografía, cuenta que durante el período que la hacienda fue administrada por una company town de capitales alemanes e ingleses este tipo de actividades se realizaban periódicamente y los trabajadores se organizaban y participaban activamente.

Jugadores en la cancha de la Hacienda El Tangue, entre los que se encuentra Carlos García. Al fondo se aprecia al público junto a los dormitorios de los trabajadores solteros. María Cerda, donante de la fotografía, destaca que los deportistas llevan un reloj que era su bien más preciado.

Festejos en el restaurant Münich. Entre los socios se encuentran Tomás Cuevas, Jorge Barraza y Humberto Campos.

Fresia Vega, María Cerda y un niño en la piscina de El Tangue, propiedad de los dueños de la hacienda y que también podían ocupar los administradores. Este espacio era facilitado a instituciones, como por ejemplo la Fundación Niño y Patria.

Anibaldo Hidalgo y Hermógenes Valdivia preparan sus mulas para arrear el ganado en la cordillera de los Andes.

Actividad realizada en la segunda escuela construida en la hacienda, durante la administración de la familia Morgan, el primer establecimiento educacional se fundó en la década de 1930. Era una costumbre que los estudiantes realizaran actos a los administradores de la estancia ganadera. Los niños y las niñas eran preparados por su profesor, Víctor Anacona.

Jorge Cerda, Josefina Vega, María Cerda, Arsenio Maturana y Manuel Cerda.

El administrador de la Hacienda El Tangue, Jeffrey Morgan, junto a su esposa Juana y sus hijos Henry y Bill, sentados en la casa de la administración. Los trabajadores de la estancia ganadera les llamaban "Los Gringos".

Guido Cerda, Omar Muñoz, Danilo Romero, Aladino Maldonado y José Barraza, prestos a marcar y descolar el ganado ovino.

Jorge Vega junto a su esposa e hijas. Jorge se desempeñó como juez de distrito local y contador de la Hacienda El Tangue. Durante el proceso de Reforma Agraria, vendió unos terrenos para invertir y formar una pulpería en la hacienda, donde daba crédito a los trabajadores. Su pulperia se convirtió en punto de encuentro de los trabajadores y sus familias. En la actualidad, sigue funcionando a cargo de su hija, Marta Vega.

Eduardo y Jaime, hijos de Jorge Vega, trabajador administrativo y dueño de la pulpería de la Hacienda El Tangue antes del proceso de Reforma Agraria.

Anibaldo Hidalgo, Luis Cisterna, Ernesto Torrejón y otros arrieros regresan a Chile después de su trabajo en la cordillera de los Andes. Camino a la hacienda El Tangue en Río Hurtado.

Teresa, Cristina y Fresia Vega Cerda frente a la casa de la administración de la Hacienda El Tangue. Años después de esta foto, Fresia se desempeñó como secretaria en la Sociedad Ganadera.

Jorge Vega junto a sus amigos, el matrimonio Nuñez. Al fondo, se divisa la escuela de la Hacienda El Tangue y se aprecia el cuarto del segundo piso, lugar oscuro donde encerraban a las y los estudiantes que estaban castigados.

Osciel Pérez junto a una tropilla de animales en las cercanías de la frontera de Chile y Argentina.

Límite fronterizo de Chile y Argentina. Paseo de arrieros de la hacienda El Tangue.

Los arrieros Anibaldo Hidalgo y Raúl Antiquera, junto a Javier Malte Frasseman y un amigo en un campamento en la cordillera de los Andes.

El bosque de los Cuervos, lugar donde estos pájaros anidan en los árboles, se encuentra ubicado al interior de la hacienda El Tangue.

María Morgan, esposa del administrador de la Hacienda El Tangue, Enrique Fischer, juega con su ahijada Jacqueline. La niña era hija de Víctor Anacona, profesor de la Escuela El Tangue, y Fresia Vega, secretaria de la hacienda. Al fondo, se aprecia la pesebrera de la estancia.

Estudiantes de la Escuela El Tangue: Patricio Maldonado, Gonzalo Varela, Alex Campos, Pablo Cuevas, Caterine Maturana, Deivis García, Andrés Toro, Martín Pérez, Modesto Romero, Karina Cerda, Javier Barraza, Nury Antiquera, Edith Cuevas, entre otros.

Los hermanos Guillermo y Ricardo Vega frente a la pulpería de la Hacienda El Tangue. Ellos eran hijos de Jorge Vega, dueño de ese almacén.

Fresia, Jorge y Teresa, hijos de Jorge Vega, trabajador administrativo y encargado de la pulpería de la Hacienda El Tangue y juez de policía local.

Trabajadores de la Hacienda El Tangue junto a sus familias disfrutan de un paseo en la Playa Grande, ubicada frente al humedal Pachingo.

Documento que describe el dominio de propiedad de la Compañia Ganadera de Tongoy a Federico Schaeffer.

Los hermanos Guillermo y Edgardo Vega en el sector Piedra Chata, ubicado al lado del muelle de los pescadores de Tongoy. Los trabajadores de la hacienda disfrutaban de sus días libres en las playas de Tongoy.

Tomás Cuevas y Anibaldo Hidalgo, en el límite de Chile y Argentina.

Estudiantes de la escuela llegan al escenario que había fuera de la administración, durante el período de la sociedad de accionistas extranjeros. En esa época se instauró la tradición de que los niños realizaran ceremonias y actos a los administradores, luego se les repartían golosinas.

Fresia Vega, secretaria de la Hacienda El Tangue, Nancy Cerda y Cristina Vega en un paseo familiar a la playa.

Faena de arreo de ovejas en la laguna de Los Patos. Entre los trabajadores se encuentran Osciel Pérez y Segundo Torrejón.

Ernesto Torrejón junto a otros arrieros en un rodeo de tropilla de animales en la cordillera de los Andes.

Terminada la presentación que los estudiantes de la escuela realizaban para los administradores de la estancia ganadera, se les daba pan y leche. Estos eventos se realizaban en un escenario ubicado frente al edificio de la administración.

Integrantes del club deportivo El Tangue. Entre ellos se encuentran: Mario Cuevas, Damián Pérez y Enrique Cuevas.

Fieles camino a la iglesia, en una celebración anual donde la comunidad se reúne para festejar a la virgen del Carmen y realizar la primera comunión de los niños de la Hacienda El Tangue. María Soledad Cerda cuenta que los habitantes de la hacienda son devotos de la virgen y participan activamente.

Clementina, Elena y Josefina Vega disfrutan de la playa, frente a ex Salinas Grandes, en el sector de El Tangue. María Soledad Vega, donante de la fotografía, cuenta que los habitantes de Tongoy acostumbraban a ir de paseo a la playa en grupos.

Avelino González junto a una mujer de apellido Núñez y su hijo sacerdote. Avelino fue el primer encargado de la pulpería de la hacienda, ubicada al lado de la capilla y que funcionaba con un sistema similar al usado en las salitreras. Los productos que compraban los trabajadores eran descontados de sus sueldos y registrados en una libreta.

Manuel Vega Cerda, Jorge Vega Cerda, Lastenia Antiquera Vega y Segundo Antiquera Rodríguez posan para la fotografía junto a las plantaciones de achicoria.

Refugio de descanso para arrieros en la cordillera de los Andes. Entre los trabajadores se encuentran: Domingo Torrejón y Luis Galleguillos.

Dario Cerda, hijo de trabajadores de la hacienda; Pablo Fisher, hijo de los administradores de la estancia, Enrique Fisher y María Morgan; y un amigo.

Documento que describe la venta de una parte de la Compañia Ganadera de Tongoy a Federico Schaeffer.

La familia Vega disfruta de un paseo en la playa Los Bañitos de Tongoy, donde se ubicaba el hotel Panorámico. La familia vivía en la Hacienda El Tangue, durante sus días libres visitaban las playas de Tongoy.

Hija de Víctor Anacona, profesor de la escuela de la Hacienda El Tangue, y Fresia Vega, secretaria de la administración de la estancia ganadera. El coche es un regalo de María Morgan, su madrina y esposa del administrador de la hacienda.

María Inés Cerda, Nancy, Abelino González, entre otros, disfrutan de un día de playa en Tongoy. Abelino fue el primer encargado de la pulpería en la Hacienda El Tangue, funcionaba con un sistema similar al de las salitreras, donde los productos asignados a los trabajadores eran descontados de su sueldo.

El arriero Anibaldo Hidalgo en la frontera de Chile con Argentina.

La Sociedad Agrícola de la Reforma Agraria Hacienda El Tangue es liquidada por la Oficina de Normalización Agraria. El Servicio Agrícola Ganadero actúa como intermediario y entrega una solución repartiendo los bienes entre sus integrantes.

Jorge Vega junto a sus hijas, Cristina, María y Guillermo, el matrimonio Núñez y la hija de los administradores de la Hacienda El Tangue.

Anibaldo Hidalgo frente a una mula de trabajo muerta, en la cordillera de Los Andes.

Estudiantes formados antes de entrar a sus salas de clases. Se aprecia al profesor Victor Anacona dando instrucciones en medio de las filas. La escuela fue trasladada en dos oportunidades y en la actualidad aún funciona, aunque ahora sólo cuenta con tres estudiantes.

Tomás Cuevas, Anibaldo Hidalgo y Hermógenes Valdivia toman desayuno en la cocina de la administración en la cordillera de los Andes.

Cristina y Teresa en un tractor utilizado por los trabajadores de la Hacienda El Tangue. Teresa era secretaria en la administración de la estancia ganadera y estaba casada con el profesor de la Escuela El Tangue, Víctor Anacona.

Trabajadores de la Hacienda El Tangue junto a sus familias disfrutan un día en la playa Los Bañitos. Era costumbre que en sus días libres los trabajadores fueran de paseo a las playas de Tongoy.

Documento que describe la expropiación de la Sociedad Ganadera de Tongoy por parte de la Corporación de la Reforma Agraria.

Estudiantes de la escuela festejan en carros alegóricos por la Hacienda El Tangue. Entre los niños se encuentran: Claudio Toro, Humberto Campos, Nury Cerda, Ingrid Pérez, Verónica Campos, Javier Carrasco, Juan Toro, Soledad Barraza, Verónica García, Rosa Carrasco, Jorge Barraza y Yasua Baldonado.

Estudiantes de la Escuela El Tangue realizan un acto para los administradores de la hacienda, la familia Morgan. Al finalizar esta actividad, las niñas y los niños recibían dulces.

Jorge Vega y Clementina Cerda, al centro, junto a sus hijos Teresa, Clementina, Ricardo, Cristina, Fresia, María, Guillermo y Jaime. Jorge trabajaba en la administración de la Hacienda El Tangue, juez de policía local y encargado de la pulpería. Al fondo, se aprecia la Escuela El Tangue, en el segundo piso había una pieza oscura que era usado como lugar de castigo para las y los estudiantes.

Ernesto Torrejón y Anibaldo Hidalgo doman un animal en su trabajo de arrieros en la cordillera de los Andes.

Juan Díaz Ossandón, Osciel Pérez, Juan Campos, Oscar Bonilla, Marcos Galleguillos, Carlos Morata y otros arrieros doman un caballo en la cordillera de los Andes.

Formación previa a las actividades académicas, donde reciben instrucciones del profesor antes de entrar a clases.

Jacqueline Anacona junto a los hermanos Cerda y el hijo del matrimonio de María Morgan y Enrique Fisher, administradores de la estancia ganadera.

Osciel Pérez y Tomás Cuevas Véliz, explican el proceso de formación de la Asociación Agrícola y Ganadera El Tangue Ltda.

Tomás Cuevas en faenas de control de cantidad de animales en la cordillera de Cerrado.

Fresia Vega junto a sus hijos, Cristián y Jacqueline Anacona, camino a la pulpería. Fresia trabajaba como secretaria en la Hacienda El Tangue durante el período de la administración de la familia Morgan.

Arriba: Jaime Vega, Alberto Hidalgo, Oscar Muñoz, Samuel Barraza y Ernesto Bonilla. Abajo: Samuel Bonilla, Tomás Cuevas, Oscar García, Manuel Bonilla y Romelio Bonilla. El club deportivo fue creado por los dueños de la Hacienda El Tangue, alrededor del año 1929, con la finalidad de ofrecer actividades recreativas para los trabajadores. Fotografía tomada en la cancha de fútbol de Tongoy, donde actualmente hay un servicentro.

De izquierda a derecha: Alvaro García, Josefina Vega, Jacqueline Anacona, Gladys, Lastarria Antiquera y Arsenio Maturana.

Teresa Vega, Fresia Vega y Josefina se encuentran en el patio de la casa de Jorge Vega, quien trabajaba en la administración de la Hacienda El Tangue. Las casas eran asignadas a los trabajadores casados para que habitarán con sus familias. Después del proceso de Reforma Agraria, esta organización cambió y esta casa perteneció al socio de la sociedad agrícola, Julio Bonilla.

Acta de asamblea que liquida la sociedad establecida por trabajadores de la ex Hacienda El Tangue.

Domadura en la cordillera de los Andes. Entre los arrieros se encuentran Amable Maturana y Sergio Bonilla.

Dos arrieros abren un camino para trasladar sus mulas, caballos y ovinos por la cordillera de los Andes.

Documento enviado por el director ejecutivo del Servicio Agrícola Ganadero a los asentados de la Hacienda El Tangue.

Camino a sus faenas, frente a las bodegas donde se guardaban las herramientas. Esta fotografía fue tomada antes de la Reforma Agraria, cuando la estancia ganadera estaba en manos de una sociedad de accionistas extranjeros.

Documento que nombra a la Corporación de la Reforma Agraria como dueña de la Hacienda El Tangue.

Héctor Marambio y Osciel Pérez, cruzan el estero Pachingo en temporada de invierno.

Arrieros atrapados por un temporal en la cordillera de los Andes durante el rescate de ovejas. Entre los trabajadores se encuentran: Braulio Muñoz, Juan Díaz Acuña y Arturo Cuevas.

Anibaldo Hidalgo en su trabajo de arriero en la cordillera de Los Andes.

El sacerdote Dil junto a María Inés Vega, Fresia Vega, Inés Vega y otros fieles, afuera de la iglesia de la Hacienda El Tangue.

Recreo en la escuela, entre los niños se encuentran: Miguel Hidalgo, Sergio García, Javier Carrasco y Aldo Baldonado.

Cristina Vega, María Inés, Fresia Vega, Teresa Vega, Jaime y Guillermo Vega junto a la profesora Nancy Vega, en un paseo por la hacienda.

Carmen Cuevas, Mónica Cerda, Teresa Cuevas, Margarita Cuevas, Magaly Cerda, Juana Bonilla, Bella Cerda Barraza, Gabriela Muñoz, Victoria Cuevas, Gabriel Varela, Aquiles Campos, Eduardo Bonilla, Juan Muñoz. En la actualidad, estos niños son hijos y/o propietarios de la Hacienda El Tangue.

En el grupo se encuentran Jorge Vega Cerda y Jorge Vega Vega, quien era el cajero de la Hacienda El Tangue antes de la Reforma Agraria. Luego de la reforma, quedó a cargo de la pulpería, para cumplir con esta labor arrendó su casa en Ovalle y se dedicó a abastecer con bienes a la comunidad.

María Morgan, esposa del administrador de la hacienda, y Fresia Vega, secretaria de la administración. Ellas eran amigas y comadres, ya que María era madrina de la hija de Fresia.

Documento que nombra a la Corporación de la Reforma Agraria como dueña de la Hacienda El Tangue.

Ernesto Torrejón, Juan Díaz Ossandón, Osciel Pérez, Manuel García y Justo Cuevas, en un descanso de las faenas de arreo de ganado en la cordillera de los Andes.

Lista de las familias pertenecientes a la cooperativa agrícola.

Osciel Pérez, entre mulas y caballos, en un corral de la hacienda El Tangue.

Héctor Marambio, Anibaldo Hidalgo y Osciel Pérez, en un refugio ubicado en la cordillera de los Andes.

José Barraza y un amigo, en las faenas de pastoreo de ganado ovino en la cordillera de los Andes.

Documento que da cuenta del proceso de liquidación de bienes de la Sociedad Agrícola y Ganadera El Tangue. Para la distribución de estos bienes los mismos asociados crearon un sistema basado en las jornadas de trabajo de cada integrante de la sociedad.

Froilán Pérez, Bella Cerda, Roberto Fisher (hijo de los administradores de la Hacienda El Tangue), Antonieta Cerda, Álvaro García, entre otros. Los acompaña el profesor Víctor Anacona.

Al finalizar los actos de la escuela, Jorge Vega, contador de la Hacienda El Tangue, se encargaba de repartir golosinas a los niños por su participación en las ceremonias. Jorge, además, era el juez de policía local de la estancia ganadera.

Osmár Cerda, Omar Muñoz, Raúl Antiquera, Hermógenes Valdivia, David Muñoz, Anibaldo Hidalgo, Juan Núñez, Modesto Romero y Hugo Godoy. Trabajo de marca y descole de los animales, en el campo grande de la hacienda El Tangue.

Estudiantes de la Escuela El Tangue, Bernardino Hidalgo y Karina Cerda, en un acto de celebración de fiestas patrias.
