
Velorio del angelito
Avanzado el siglo XX se seguía practicando este rito funerario destinado a velar a los niños pequeños.
Avanzado el siglo XX se seguía practicando este rito funerario destinado a velar a los niños pequeños.
Un angelito era un niño que había muerto a corta edad y que por ello estaba “libre de pecado”, razón por la cual se creía que “iba al cielo en forma de ángel”. En un encuentro comunitario de Memorias del siglo XX, realizado en 2007, Alberto Muñoz, de Pudahuel recordaba esta práctica conocida por los vecinos y sobre la cual Violeta Parra había escrito cuando vivía en la comuna.
Muñoz relata que se adornaba el espacio donde se velaba al niño y “se ponía todo de blanco y se sentaba el angelito en la mesa y le cantaban”. Se le vestía con una especie de túnica que algunas veces acompañaban con un gorro blanco, y se le sentaba en una silla sobre una mesa adornada como un altar con flores, velas y algunas imágenes religiosas. También, algunas personas agregaban telas blancas en las murallas donde estaba esa especie de altar. A veces a los infantes se les tendía en una cuna o caja, con las manos cruzadas o sueltas, con los ojos cerrados o abiertos, costumbre que variaba según la zona donde se hiciera el velorio y las creencias de quienes lo organizaban. Al niño se le velaba toda la noche, y los cantores a lo divino le entregaban sus décimas.
Se conoce el velorio del angelito por el relato de las personas que han participado y por las fotos que se acostumbraba tomar para luego regalarlas a amigos o familiares. Si bien este rito y otras costumbres fúnebres están en desuso en la actualidad, y muchos no saben de qué trata, fue una parte importante de la identidad de la sociedad popular del siglo XX.
Desde hace décadas la cantidad de niños que muere cada año ha disminuido significativamente, pero esta no era la realidad nacional hace algunas décadas, muchos niños morían por enfermedades mal tratadas o complicaciones en el parto ya que no existía un fácil acceso a los hospitales ni a servicios de urgencias. Margarita recuerda que en el cerro Ramaditas de Valparaíso, “solo había parteras, entonces, como las mamás tenían tanto niño, no tenían lugar para ir al hospital, se mejoraban en la misma casa. Y después seguían haciendo las cosas cotidianas del día”, situación que aumentaba los riesgos de los infantes, incrementando la mortalidad infantil.
Imágenes, videos y documentos
Velorio del angelito
El "angelito" se encuentra rodeado de flores e imágenes religiosas en casa de la familia Aguilar Caro, ubicada en calle Errázuriz. Según la tradición, estos retratos se regalaban a familiares y amigos.

El "angelito" se encuentra rodeado de flores. Según la tradición, estos retratos se regalaban a familiares y amigos.

Fotografía que retrata la forma de velar a los bebés hace décadas atrás. Juana Saldaño, donante de la fotografía explica que era costumbre sentarlos en una silla o coche.

El "angelito" se encuentra rodeado de flores e imágenes religiosas. Según la tradición, estos retratos se regalaban a familiares y amigos.

El "angelito" se encuentra rodeado de flores e imágenes religiosas en casa de la familia Guerrero Badino, ubicada en calle Pudeto. Según la tradición, estos retratos se regalaban a familiares y amigos. Esta fotografía es un recuerdo de Francisco Guerrero y su esposa Teresa en agradecimiento a Dolores de Bahamonde.

Servicio fúnebre realizado en la casa de la familia Aguilar Caro. Según la tradición, estos retratos se regalaban a familiares y amigos.

Teresa Rodríguez Cordero, vecina de Barrio Yungay, relata cómo se vivían los funerales en el conventillo El Chiflón del Diablo.

Madre visita la tumba de su hija Inesita, que nació el 14 de septiembre de 1906 y falleció en marzo de 1908, en sus brazos su nueva hija también llamada Inesita.
