Chañaral Alto, el "tomatal de Chile"
A orillas del río Huatulame, en la comuna de Monte Patria, se ubica esta localidad que fue conocida a mediados del siglo XX por su producción de tomates, que abastecía de este fruto a todo el país.
A orillas del río Huatulame, en la comuna de Monte Patria, se ubica esta localidad que fue conocida a mediados del siglo XX por su producción de tomates, que abastecía de este fruto a todo el país.
Las condiciones geográficas del valle eran óptimas para estas plantaciones, con un clima semidesértico y a una altitud de 2221 metros sobre el nivel del mar, el producto era protegido de las heladas y podía ser cultivado de forma natural, plantado al aire libre, sin techo, sin nylon. Así, durante varias década Chañaral Alto produjo "los primeros y mejores tomates del país en cada temporada", afirma Delia Flores, vecina del lugar.
El cultivo del tomate comprometía a todo el grupo familiar, niñas y niños cumplían la labor de 'gusanear la tierra'. "Antes de la cosecha, existía un momento en el que había que gusanear. Este trabajo consistía en retirar los gusanos que dañaban la mata y sus frutos… era un trabajo para los niños y la familia del mediero, quien era el encargado de sacar la producción. Esto reemplazaba a las desinfecciones químicas de la actualidad. Uno gozaba realizando estas cosas", cuenta María Astudillo.
"El trabajo se realizaba de noche con una lámpara a carburo de tarro con agua y con un trocito de carburo. Se recogían los gusanos y al final se pagaba por gusano recogido", señala Delia Flores. "Las ganancias servían para comer y vestirse. Se trabajaba con la familia a pleno rayo de sol", recuerda Patricia Rubina.
La fiesta del tomate
La mayoría de quienes vivían en Chañaral Alto estaban vinculados al cultivo del tomate, era la principal fuente de ingresos de la localidad. Esta producción caracterizaba al pueblo y organizaba sus vidas en múltiples dimensiones.
A partir de la década del '40, las vecinas y los vecinos organizaron la "Fiesta del Tomate", como una expresión de la centralidad que esta actividad tenía en la comunidad.
Cada año, elegían una reina de la festividad y realizaban carnavales en torno a la cosecha del tomate. Toda la comunidad compartía esta celebración, Patricia Rubina cuenta que "los bailes de coronación eran fiestas inolvidables. Se extrañan ya que se participaba con la familia entera".
Todas las actividades festivas y de encuentro las coordinaba el Comité de Adelanto Local, que se podría considerar como el antecedente de la actual junta de vecinos, agrupación encargada de organizar alianzas y "malones" en la plaza de El Palqui y Huatulame. "Las actividades duraban un mes, empezaban los últimos días de enero y terminaban después de la quincena de febrero. Recibíamos el apoyo de los bodegueros que comercializan sus productos en La Vega de Santiago, intermediarios y comerciantes en la producción del tomate", explica María Isabel Araya.
La fiesta del tomate no sólo tenía un carácter festivo y de sociabilidad, la comunidad también recaudaba recursos destinados a mejorar la infraestructura del pueblo. María Isabel Araya recuerda: "fui reina en el verano de 1960 y ese año se trabajó para sacar la electrificación del pueblo. Las candidatas nos turnábamos para organizar las fiestas. Otros años se trabajó para otros fines como por ejemplo la compra de terrenos para la escuela, la obtención del agua potable, la primera pavimentación de la calle principal del pueblo".
El 'tomatal de Chile' llega a su fin
Hacia fines de la década del 70', las transformaciones productivas impulsadas a nivel nacional, repercutieron en esta localidad. El aumento en el uso de invernaderos en la actividad agrícola fue la principal amenaza a esta forma de cultivo, basada en las condiciones naturales del territorio. Desde entonces, la producción del tomate se extendió a todo el país, de norte a sur.
De manera paulatina, en Chañaral Alto este cultivo fue reemplazado por la plantación de parronales. María Astudillo cuenta "que las parras empezaron como el 83', el 82' me parece, porque nosotros empezamos a entregar el pan a los packing. En 1980 se empezaron a plantar los primeros parronales y ahí se terminó con los tomates, que el tomate era todo antes".
Este cambio en la producción agrícola también generó transformaciones en las relaciones laborales y de dependencia económica que existían al interior de la comunidad. Delia Flores recuerda que en la época del cultivo de tomate, eran varios los dueños de las parcelas y, por lo tanto, la producción era entregaba a una persona, el mediero. Esta figura en la cadena de relaciones era como un "patrón chico". Sin embargo, con la producción de uva, esta figura dejó de existir y pasó a ser un obrero agrícola del parronal. Desde entonces, la actividad comenzó a ser dirigida sólo por el dueño del packing.
Las transformaciones económicas en Chile se expresan en las particularidades territoriales, como es el caso de Chañaral Alto. Hoy día, su actividad económica principal es la producción de uva, actividad que organiza la vida y las condiciones materiales de gran parte de su comunidad.
Historias narradas por sus protagonistas
Durante los años 2013 y 2014, Memorias del Siglo XX, la biblioteca pública de Monte Patria y el Centro de Recursos del Aprendizaje de la escuela "Alejandro Chelén", convocaron a las vecinas y los vecinos de Chañaral Alto a participar y dialogar en torno a sus recuerdos.
Las voces de las y los participantes se centraron en la antigua actividad económica que organizaba sus vidas: el cultivo del tomate. Gracias a sus testimonios y fotografías, podemos acercarnos a otras experiencias vividas y a los procesos que configuran su presente.