40 años de memorias: 1973-2013
Desde distintas localidades, testigos y protagonistas de la historia reciente comparten sus experiencias durante el gobierno de la Unidad Popular y bajo la dictadura.
Desde distintas localidades, testigos y protagonistas de la historia reciente comparten sus experiencias durante el gobierno de la Unidad Popular y bajo la dictadura.
El triunfo de Salvador Allende en 1970 es recordado como resultado del trabajo y la creciente organización popular: "Había mucha ilusión en la gente, en la gente más modesta, trabajadora. Había esperanza, se sentía que la gente pensaba, soñaba que todo iba a mejorar, todos podrían participar, se iba a acabar la injusticia social, se sentía el deseo de transformar Chile", cuenta Cecilia González, vecina de Lo Barnechea.
Estas expectativas se tradujeron en una activa participación política y social en espacios cotidianos, donde los trabajadores asumieron un rol protagónico. Jorge Ulloa, vecino de Pudahuel, señala: "Para nosotros es inolvidable el proceso de la Unidad Popular, con la participación de la gente, porque la gente participaba toda masivamente, jóvenes y viejos (…) la Unidad Popular fue un sueño, fue como una primavera que terminó abruptamente el año '73".
El día del golpe
La mañana del 11 de septiembre de 1973 el terror se esparció por El Noviciado, en Pudahuel. A pesar del temor, sus habitantes estaban dispuestos "a ir a La Moneda. Estábamos reunidos, esperando la orden para partir, teníamos algunas armas, pero no tan sofisticadas. La gente estaba dispuesta a ir a pelear", cuenta Jorge Ulloa.
La casa del presidente Allende, ubicada en la calle Tomás Moro, fue bombardeada cuenta Cecilia González, quien tenía 13 años en esa época y vivía a escasas cuadras de ese lugar: "se escuchaban muchos disparos, no sabíamos que iba ocurrir, la noche fue espantosa. El ambiente de guerra fue lo que me quedó."
Recuerda con rabia e impotencia que al día siguiente, aparecieron alimentos y productos en el comercio, cuya escasez había contribuido a la crisis económica, evidenciando el acaparamiento.
En la ciudad de Quemchi, las detenciones empezaron la mañana del 11 de septiembre. Elizabeth Mella estaba en clases en el colegio cuando "se llevaron a don Heri y también a la matrona del consultorio, al dentista también, el doctor. A todos los metieron en un furgón y se los llevaron".
La vida en dictadura
"De la noche a la mañana hubo un desmantelamiento social, se abolieron los derechos de todas las personas. A contar de ese día tú tenías que mirar de una forma, pensar de una forma, hablar de esa forma y actuar de esa forma", señala Marcel Carrasco, vecino del barrio Yungay.
"Estábamos llenos de prohibiciones, entonces o nos rebelábamos o nos sometíamos, yo opté por la primera", explica Cecilia González.
En medio de este contexto de represión y de la crisis económica que sobrevino, surgieron instancias de solidaridad, participación y organización comunitarias. Los comedores infantiles son un ejemplo de esta colaboración, que buscó "ayudar a mujeres que tenían que asumir la alimentación de sus hijos y su cuidado mientras sus maridos estaban detenidos", cuenta Gladys Pérez sobre estas actividades en la parroquia San Luis Beltrán de Pudahuel.
En la población José María Caro "las mujeres que participaban en las ollas comunes hicimos un taller laboral, donde hacíamos manualidades, pintura y género, por ejemplo. Todo eso después se vendía (....) entonces ahí nos repartíamos un pequeño sueldo. En el fondo, era sentirnos que trabajábamos por algo, que la gente no solamente iba a comer en la olla común, sino que también tenía otras pretensiones", explica Patricia López.
Estas memorias de organización, luchas y resistencia son las que Jorge Ulloa destaca: "los medios de comunicación están en manos de los poderosos y uno está aquí en el anonimato, como los demás, guardándose todo lo que uno sabe, porque lo que quieren siempre es que el pueblo ignore todo esto, que el pueblo siga viviendo con la fantasía de comprar, pero no de luchar".