El Tangue: una historia vigente de la Reforma Agraria
Mientras el mundo rural chileno era transformado, los trabajadores y trabajadoras de esta hacienda decidieron administrarla por sí mismos, en un proceso que dura hasta la actualidad. A través de encuentros, testimonios, fotografías y documentos compartieron sus experiencias junto a la Biblioteca Pública de Tongoy y Memorias del Siglo XX.
Mientras el mundo rural chileno era transformado, los trabajadores y trabajadoras de esta hacienda decidieron administrarla por sí mismos, en un proceso que dura hasta la actualidad. A través de encuentros, testimonios, fotografías y documentos compartieron sus experiencias junto a la Biblioteca Pública de Tongoy y Memorias del Siglo XX.
El Tangue es una localidad rural que queda a 19 kilómetros del balneario de Tongoy, en la región de Coquimbo. Cerca de 45.000 hectáreas de ese territorio pertenecen a la Sociedad Ganadera El Tangue, dedicada a la explotación ovina y sus derivados. La particularidad de esta asociación es que está formada por trabajadoras y trabajadores, que en el contexto de la Reforma Agraria formaron un asentamiento y luego se convirtieron en socios y administradores de la empresa.
Fueron los mismos trabajadores de El Tangue quienes compartieron sus experiencias con la Biblioteca Pública de Tongoy y Memorias del Siglo XX, en actividades comunitarias que incluyeron tres encuentros de memoria y varias jornadas de recopilación de documentos y fotografías.
Durante ese proceso comunitario de memoria, los participantes recordaron cómo era la vida en la compañía ganadera, las condiciones laborales y el cambio que se produjo cuando se hicieron cargo de la empresa. A estas historias, sumaron sus reflexiones sobre la forma en que hoy mantienen la gestión de la empresa y los desafíos que esta tarea presenta.
También compartieron fotografías que reflejan la vida cotidiana de las familias en la etapa de Compañía Ganadera de los accionistas extranjeros: las clases en la escuela de la localidad, las procesiones religiosas, actos cívicos y juegos. Además, aportaron documentos oficiales de la gestión de la empresa que dan cuenta de la segunda etapa de la historia de El Tangue cuando se produce el paso de la ganadera a manos de sus trabajadores. Entre estos materiales hay actas de asambleas, documentación sobre la Sociedad Agrícola de Reforma Agraria (SARA) y mandatos de la Corporación de Reforma Agraria (CORA), entre otros.
La época de la Compañía Ganadera
A fines de la década de 1920, una sociedad de accionistas ingleses y alemanes compró la antigua Hacienda El Tangue, para convertirla en una estancia ganadera de ovinos. Esta iniciativa se convirtió en una experiencia pionera en el norte de Chile, ya que esta actividad económica se concentraba principalmente en el sur del país.
El Tangue siguió el modelo de las company town, considerando al interior de la estancia viviendas y espacios comunes para sus trabajadores. La compañía establecía una estricta disciplina laboral y la jornada se iniciaba con “una campana a las 7 de la mañana para preparar al trabajador. Y a las 7.30 se tocaba la segunda campana para empezar a trabajar. Pero era una campana que se escuchaba de aquí a un kilómetro y medio poh. Esa era la seguridad, porque si te quedabas dormío, nadie tenía reloj, tenías que salir no más a medio vestirse y llegar aquí. (…) Ya después cuando los antiguos desaparecieron, dijimos ya, nosotros no mantuvimos la campana, pero los horarios uno ya los conocía, estábamos muy acostumbrados y no necesitábamos campana para llegar a la hora que corresponde. Todavía llegamos a las 7.30 acá”, señala uno de los actuales socios.
Hacia fines de la década de 1960, la compañía decidió cerrar sus operaciones debido al surgimiento de la lana sintética, que disminuyó los precios de la lana natural y desmoronó la rentabilidad de su producción. A eso, se sumó una sequía que azotó el Norte Chico durante cinco años y que afectó a la hacienda ubicada en terrenos de secano, que dependían de la lluvia para el riego.
Finalmente, con el inminente triunfo electoral de la Unidad Popular en 1970, los accionistas vieron derrumbadas sus expectativas de continuidad. Ante la decisión de retirar su inversión del país, los dueños llegaron a un acuerdo de expropiación con la CORA.
Los trabajadores asumen el mando de la Hacienda de El Tangue
“Una de las cosas más difíciles para el campesino fue haberse quedado solo. Aquí en El Tangue se fueron todos los dueños y accionistas, se fueron todos los empleados, se fueron todos los que hacían cabeza, y el resto de gente trabajadora fuimos los que se quedaron porque ¿a dónde nos vamos? entonces hubo un temor bastante fuerte”, explican los trabajadores.
Ante el nuevo escenario, los trabajadores organizaron un asentamiento que mantuvo dos principios para el trabajo colectivo: continuar con la disciplina de la época de la compañía para sostener el ritmo de producción que tenía la empresa, y conservar el ambiente familiar de la sociedad.
Con el apoyo de la CORA, se organizaron en una SARA, donde el 20% de las utilidades eran destinado a la institución y el 80% restante era para los trabajadores “ahí empezamos a tener sueldo. Ahí nos cambió la vida”.
Tras el golpe de Estado, los trabajadores se mantuvieron organizados, pero hubo varios cambios institucionales. La CORA fue reemplazada por la Oficina de Normalización Agraria, que buscaba regularizar las propiedades de los terrenos reformados o en procesos incompletos.
Después de largos juicios por la restitución de la propiedad de las tierras, finalmente el Servicio Agrícola Ganadero quedó a cargo de El Tangue. Por parte de los trabajadores, se optó por liquidar la SARA y considerar su fuerza de trabajo como el patrimonio de cada socio. Así, los trabajadores decidieron mantenerse unidos y optaron por comprar una parte de la empresa al Estado, “Ellos nos dieron tres condiciones para comprar El Tangue: no tener deuda, tener formada una sociedad de responsabilidad limitada y tener el 10% de toda la tasación que hubiera, tanto bienes muebles como inmuebles. Y nosotros cumplimos eso y terminamos comprando el año 1982”.
Hasta nuestros días, la Sociedad Ganadera de El Tangue reúne a las familias originarias. Hoy, los socios de la empresa son los hijos de los antiguos trabajadores de la compañía. Se trata de una experiencia vigente y exitosa de organización de trabajadores producto de la Reforma Agraria.
En retrospectiva, uno de sus socios señala: “Cuando ha venido el antiguo administrador para acá, nosotros siempre le hemos hecho la consulta de por qué no se quedó con nosotros, y dice que él nunca creyó que nosotros hubiéramos sido capaz de mantener El Tangue -imagínese que ellos empezaron el año ‘30 y se quedaron hasta el ´70, y nosotros empezamos el ‘70 hasta ahora, llevamos 46 años solos- a lo que yo le dije, eso demuestra que la gente hacía el trabajo, no lo hacían ustedes, lo hacía el pueblo”.